Los titulares de las noticias tienen su propia gramática especial: un conjunto de reglas y convenciones que han evolucionado con el tiempo a medida que los editores se esfuerzan por transmitir la máxima cantidad de información.
Los titulares están escritos en tiempo presente, incluso cuando se discuten eventos que ocurrieron ayer. Se omiten palabras cortas como artículos y formas del verbo “to be”. Tienden a ser sujeto-verbo-objeto, porque ese es el uso más eficiente del lenguaje. Y los editores de copia a lo largo del tiempo desarrollan un tesauro interno de palabras cortas como “vie”, “fete”, “probe”, “desafiar”, “nix”, etc.
En el peor de los casos, estas convenciones resultan en una forma de “headlinese”, una especie de jerga, lenguaje antinatural que nadie usaría en la vida real.
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En el mejor de los casos, transmiten claramente quién hizo qué, dónde, cuándo, cómo y por qué, todo en pocas palabras.
Para algunas historias importantes, los titulares son solo tantos titulares obvios que siguen todas estas reglas que dos editores de dos periódicos diferentes podrían tener el mismo titular o uno similar.